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Imagen de archivo de yogur. Pexels/AEFY

  • Las guías dietéticas reconocen los beneficios de incluir el yogur y otros productos lácteos en la dieta
  • En España, la recomendación es tomar un máximo de tres raciones diarias de lácteos, pese a que se reconoce su alto contenido en nutrientes y se recomienda en caso de embarazos o lactancias

Si quiero mantener una dieta equilibrada y beneficiosa para mi salud, ¿qué debo comer? ¿Cada cuánto tiempo? ¿Y en qué cantidades?  En una sociedad cada vez más consciente e informada del papel que juega la alimentación en cada etapa vital, son habituales este tipo de preguntas. Ahí juegan un papel fundamental las guías dietéticas: documentos en los que, a partir del estudio y la evidencia científica, las autoridades recomiendan el consumo y la frecuencia para una serie de alimentos. Un recurso de enorme utilidad para tomar decisiones informadas, cuyo contenido puede variar dependiendo del país, entre otras cosas, por los problemas de salud más comunes o los productos locales.

Un caso significativo, en el que las recomendaciones varían ligeramente entre regiones, es el del yogur y los postres lácteos. Hay que entender que las directrices alimentarias no están hechas al azar, sino que, fundamentadas en la ciencia, se formulan adaptándose a las necesidades específicas de los ciudadanos.

El yogur en la dieta europea

El consumo de alimentos lácteos, incluyendo el yogur, es una parte integral de las recomendaciones dietéticas en muchos países europeos. Aunque estas directrices varían, la mayoría subrayan la importancia de incluir lácteos como una fuente crucial de nutrientes esenciales.

Por ejemplo, en el caso de países de Centroeuropa, como Bélgica, Dinamarca o Alemania, se recomienda consumir diariamente entre cuarto y medio litro de leche y productos lácteos fermentados, con especificidades dependiendo de la región. Cuando hablamos de países más fríos, como Irlanda, Estonia o Finlandia, se recomienda tomar entre dos y tres lácteos, como el yogur, al día, una sugerencia que se replica en Francia, Italia o Chipre.

En la Península Balcánica, donde muchos historiadores ubican el origen del yogur, países como Croacia se limitan a recomendar el “consumo diario de leche y productos lácteos”; una recomendación que se extiende a Hungría, y que en Rumanía amplían hasta dos o tres porciones de productos lácteos frescos. En Grecia y Bulgaria se sugiere tomar dos porciones de productos lácteos.

¿Y qué pasa en España?

En el caso de España, el documento de referencia es las «Recomendaciones dietéticas saludables y sostenibles», elaborado por expertos y editado por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Ministerio de Consumo) en 2022, sugiere un máximo de tres raciones diarias de lácteos, sin azúcares añadidos y con bajo contenido en sal. Además, se reconoce el papel de los lácteos como alimentos accesibles y “de alto aporte nutricional” y se recomienda su uso en situaciones carenciales como embarazos o lactancias.

Una sugerencia que encaja con la de otros países mediterráneos, como Italia, Grecia, Portugal y Francia (todos promueven el consumo de 2 a 3 raciones diarias de lácteos), pero también con la de otros estados nórdicos, que recomiendan el consumo diario de lácteos y leches fermentadas. Al comparar las guías nutricionales de las diferentes regiones, todas parecen estar de acuerdo en el importante papel que las numerosas propiedades y nutrientes del yogur pueden jugar en nuestras vidas.

Y es que el yogur, como otros alimentos lácteos, juega un papel esencial en la dieta europea, gracias a su riqueza en nutrientes, a su contribución a la salud y a sus múltiples aplicaciones. El consenso general es que los lácteos, entre ellos el yogur, deben formar parte de nuestra alimentación diaria.

Son esa popularidad y ese reconocimiento internacional los que nos animan a, desde AEFY, pedir al gobierno español la consideración de este como un alimento esencial y de primera necesidad: una categoría que integran productos como el pan, las frutas y las legumbres, y que les merece un IVA superreducido del 4%.