La matriz láctea del yogur
Los alimentos contienen diferentes nutrientes en una estructura compleja. Esta estructura y la naturaleza de los nutrientes que aportan, así como sus interacciones, es lo que se define como matriz alimentaria.
Esta matriz puede influir en la digestión y absorción de nutrientes, así como en las propiedades nutricionales generales del alimento (en positivo o en negativo). Así, los efectos de los alimentos en la salud ya no son considerados como la suma de sus componentes individuales. En el caso de los productos lácteos, su matriz posee mayores efectos beneficiosos sobre la salud que la suma de sus nutrientes individualmente.[1]
El efecto de la matriz láctea tiene especial relevancia: los estudios que han comparado el efecto de los lácteos – como el yogur – frente a sus ingredientes en forma de complementos sobre la salud ósea, el peso corporal o el riesgo cardiovascular, han indicado claramente que los productos lácteos tienen un efecto más beneficioso para la salud que sus nutrientes consumidos de manera aislada.[2]
El nutriente que por excelencia destaca en los lácteos es el calcio, tanto por la cantidad como por su biodisponibilidad (facilidad para absorberse), y en este caso la propia matriz del alimento facilita la absorción y aprovechamiento del mismo.
El contenido en lactosa, vitamina D, y caseína (proteína), entre otros, también favorece la absorción de calcio.