Yogur como indicador de una dieta saludable
Numerosos estudios han demostrado que el consumo frecuente de yogur está asociado con una mejor ingesta de nutrientes y con beneficios para la salud: una dieta de mayor calidad, una mejor gestión del peso corporal, un menor riesgo de desarrollar diabetes y un estilo de vida más activo. Los expertos sugieren que el consumo regular de yogur puede considerarse como un indicador de una dieta y un estilo de vida saludables. Los consumidores frecuentes de yogur tienden a introducir en su dieta más frutas y verduras, cereales integrales y productos lácteos.[1]
Los consumidores habituales de yogur, comparados con quienes no consumen o consumen muy poca cantidad de este alimento, toman mayores cantidades de nutrientes esenciales y sus ingestas se aproximan más a las recomendadas. Comparados con quienes no los comen, los consumidores de yogur tienen un 47%, un 55%, un 38% y un 34% menos probabilidades de presentar ingestas inadecuadas de vitaminas B2 y B12, calcio, magnesio y zinc, respectivamente.[2]
Los consumidores que toman yogur de forma regular tienen un menor riesgo de sufrir sobrepeso y obesidad.[3] Suele darse un proceso de substitución: los yogures y los productos lácteos sustituyen alimentos que son menos saludables, lo que tiene un efecto beneficioso indirecto sobre el peso corporal.
El yogur además posee efectos directos sobre la salud principalmente a través de los nutrientes que contiene (como el calcio y las proteínas de origen lácteo) que en ambos casos influyen en el control del apetito y el metabolismo energético.[4] El consumo de yogur, al igual que el de otros productos lácteos, se asocia así con un menor riesgo de padecer aumento de peso, obesidad y enfermedades cardiovasculares.[5]